jueves, 8 de mayo de 2014

La hidratación (I)

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Dejando a un lado todos los temas que hemos ido tocando hasta ahora, incluyendo las caídas, vamos a hablar sobre hidratación, un aspecto a tener muy en cuenta, ya que su ausencia puede derivarse a multitud de problemas. Esta carencia es grave, y mucho más aún cuando 2 tercios no beben la cantidad recomendada, es decir, 2 litros de agua al día (ESADE, 2010). Detrás de esa carencia se encuentran los cambios físicos y los cambios de costumbres que ocurren a la vez, porque con el tiempo el peso y el tamaño cambia y también la composición del cuerpo; las situaciones en las que surge la sed, las respuestas inmunológicas, los mecanismos de control y el aparato digestivo disminuyen, y además de eso, la intolerancia a los carbohidratos aumenta.

Todo eso tiene un gran impacto en el cuerpo, ya que la deshidratación es una de las 10 primeras causas de hospitalización de la población de más de 65 años.

Según un estudio llevado a cabo en el Estado Español, se bebe un promedio de 1791 ml (por tanto, menos de lo recomendado) al día, consumo que se reduce conforme la edad va aumentando y bebiendo las mujeres más que los hombres. En cuanto al agua, solo se consume 1082 ml y hay una disminución drástica del consumo desde el grupo de edad 50-59 y al grupo 60-69 (ESADE, 2010).


Sólo el 36% de la población bebe los 2L recomendados. Además, un 32% se encuentra en el grupo de riesgo, es decir, la gente que bebe entre 1.5L y 2L. El 31% restante se encuentra en el sector crítico, en el que se agrupan los que beben menos de 1.5L.

Si continuamos con las costumbres ‘hidratantes’ de los mayores, un 78% bebe del grifo, el consumo de leche aumenta con la edad y el de los zumos también tiende a subir. Siguiendo con las bebidas, la infusión se reduce con la edad, la cerveza casi no se consume, aunque en el sur su uso sea más habitual; el café se bebe abundantemente, aunque poco a poco; los refrescos se beben sólo en momentos puntuales; el vino no se consume demasiado ( solo los hombres del norte lo hacen); las bebidas isotónicas se consumen muy poco, aunque poco a poco sus virtudes se han dado a conocer; la horchata está casi olvidada y por último, se come/bebe gran cantidad de fruta y sopa.Pero, ¿porque se reduce el consume de líquidos y agua con la edad? ¿Los que beben suficiente porque lo hacen? Eso tiene infinidad de explicaciones posibles. Primero, estar sediento es importante, una sensación que no es muy común entre éste grupo de edad (ESADE, 2010). Por otro lado, los que piensan que la bebida sirve para fines cosméticos o para funcionar mejor consumen más, al igual que los que le dan un valor simbólico o social, como por ejemplo, aquellos que viven en una situación sociodemográfica adecuada y con jóvenes. Aparte de eso, al ser un regulador térmico, los que necesitan esa regulación consumen más, siempre y cuando no tengan dificultades para comprarla. Para terminar, aquellos que admiten la función proactiva del agua y evitan la frecuencia dejadez entre ese grupo de edad beben más.




Hay tres desencadenantes que fomentan la hidratación, los cuales tienen que ser gente cercana con un cierto prestigio. Por eso, en el mundo de la salud, los doctores tienen más éxito que las enfermeras o las farmacéuticas; en la red afectiva, sin embargo, los consejos de la pareja tienen más impacto que los consejos proporcionados por hijos o amigos, y por último, la labor realizada por medios de comunicación y anuncios en éste ámbito tienen mucho que mejorar.

El tratamiento de este problema requiere las herramientas idóneas, un conocimiento notorio, conciencia de las ventajas y la ejecución de diversas estrategias, para dar a conocer el problema, jugando con las expectativas, relativizando las situaciones, ofreciendo ayuda, fomentando la comunicación con los servicios sanitarios, ofreciendo información e impulsando la responsabilidad ciudadana en este problema (ESADE, 2010).

Siendo esto así, se puede decir que detrás de la falta de hidratación se encuentra la falta de conocimiento y se puede notar que hay una inconsciencia entre la gente mayor y ciertos sectores de la sociedad sobre el efecto que puede tener la escasez de consumo de agua.

La hidratación es esencial, sobre todo en verano, ya que se pierde una gran cantidad de líquidos y hay una gran falta de conciencia (ZUDAIRE, 2011). A raíz de esto, es sabido el dato de que podemos sobrevivir más tiempo sin comida que sin agua, ya que el agua representa más del 50% de nuestro peso, y todas las reacciones químicas ocurren en un entorno con agua.

Sin embargo, con la edad la filtración de los riñones aumenta (si comparamos a gente de 70 años con gente mayor que 30), y perdemos más agua a través de la orina (ZUDAIRE, 2011). Además, a ese problema debemos añadir la falta de almacenamiento de agua. Por tanto, beber mucho agua es esencial para los mayores y también consumir muchas frutas y verduras cuya composición sea 90-99% agua. Otra solución posible sería beber mucha agua como costumbre o disponer de vasos más grandes para que así nos impulsen a beber más.


Bibliografía


ESADE (Observatorio del Comportamiento: Sociedad y Consumo). Estudio sobre las actitudes y comportamientos saludables de la gente mayor en su hidratación [en línea]. Noviembre del 2011. [Consulta: 10-06-2010].

ZUDAIRE, M. Hidratación de los mayores, mucho más que calmar la sed
[en línea]. [Elorrio]: Consejo Fundación Eroski, 6 de Julio del 2011. [Consulta: 12-05-2012]. http://www.consumer.es/web/es/alimentacion/aprender_a_comer_bien/adulto_y_vejez/2011/07/06/201731.php

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